lunes, 5 de agosto de 2013

La parábola de la horca. De como nos convertimos en esclavos.

Dicen que existía un reino de paz y prosperidad, donde los ciudadanos elegían a sus líderes, a sus defensores, a sus jueces, donde el derecho nacía de la propia convivencia y donde la libertad económica iba de la mano de la social ...

Pero un "Reino del Norte", dirigido con mano firme por alguien que se creía un Dios, quería invadirlos, no porque fueran ricos y prósperos, no, sino porque suponían un obstáculo en sus planes de dominio del mundo conocido y eso no podía permitirlo.

A base de fuerza militar ya había conquistado a muchos otros reinos; los había sometido por la fuerza de las armas, con poderosos ejércitos de esclavos sin alma. Cuando aquello ya no era rentable, inventó otras formas de dominio, cada cual mas esmerada y refinada.

Ayudo a conformar el "Imperio Romano" que sustituyó a la "República"; su última creación, los estados democráticos y los bancos centrales le estaban llevando a la victoria, al dominio de los pueblos libres, pero este reino era una amenaza a todo ello.

Aquel reino ¡tenía democracia directa y un sistema confederado!, él que había provocado una guerra en los EEUU precisamente para derrocar a la confederación y sustituirla por una unión, más fácilmente manipulable, no podía derrotar a esa panda de campesinos.

Ideó un plan, todas las noches algunos de sus siervos se infiltraban en aquel reino y en la principal plaza montaban una horca mientras los confiados ciudadanos dormían; al despertar y verla, su primera reacción era el miedo, que superaban rápidamente y destruían aquella creación, noche tras noche y día tras día.

Hasta que ese miedo pudo más que la valentía y entonces el señor del reino del Norte envió a uno de sus siervos, que convenció al asustado reino de que él podría resolver ese problema; problema creado por su propio amo. Aquel pueblo próspero y confiado, por el amor a sus hijos y por proteger su modo de vida, le creyó y le convirtió en...

"Presidente federal de los Pueblos Libres"

Este siervo, a base de mentiras y más horcas, convenció a aquel reino de que le diera más poder, cada vez más poder, hasta que todo el poder estuvo en sus manos; entonces, los ciudadanos de aquel lugar, comprendieron muy a su pesar que habían cometido un error, que pagarían con la esclavitud...

"El poder tiende a la corrupción y el poder absoluto corrompe absolutamente". Lord Acton.

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